14 de mayo de 2012

La araña y el mango

La semana pasada además de probar la sandía también probamos el mango.
En “La araña y yo” leímos: “POR FIN, ALCANZÓ (¡AUXILIO!) MI CUELLO
RETORCIDO COMO UN MANGO”
Era una fruta menos conocida por nosotros, así que prestamos mucha atención. De nuevo, nos unimos a la clase de Bea.

- Sale como una manzana, del árbol. (Andrea).
- ¿Y como se llama el árbol? (profesora)
- Manguero. (Rodrigo)
- Del agujero que tiene sale una rama y va al árbol. (Paula)
- Igual ha salido de una flor (Martín J.)
- ¿Y qué forma tiene? (profesora)
- De patata o de huevo. (Celeste)
- Se parece aun cero o a una “o”. (Nacho)
- Parece un corazón redondo. (Sergio)
- Es como una pelota de Rugby. (Álvaro)
- ¿De qué color es? (profesora)
- Es verde, rojo y amarillo. (Nora)
- ¿Y creéis que cambia de color? (profesora)
- No, es así. (Dani R.)
- Hay frutas que cambian de color, como la manzana, lo vimos un día. (Héctor)
- ¿Pensáis que es suave o áspero? (profesora)
- Suave. (todos)
- Y lisa. (Andrea)
- ¿Qué otras frutas eran lisas? (profesora)
- La pera. (Sandra)
- La manzana. (Nacho)
- La sandía. (Sergio)
- El coco no. (Noah)
- ¿De qué color será por dentro? (profesora)
- Blanco. (Adrián)
- Verde. (Laura y Andrea)
- Naranja. (Arnell)
- Amarillo. (Álvaro y Victoria)
- Amarillo y blanco. (Nacho)
- He comido muchas veces y es negro. (Noah)
- Y por dentro, ¿tendrá hueso o pepitas, o nada? (profesora)
- Pepitas. (la mayoría)

Habíamos hablado mucho y llegaba el momento de despejar algunas dudas, era el turno de abrir el mango. Lo observamos, lo olimos y lo probamos. Muchos de nosotros dijimos que olía a limón o a naranja. Su sabor nos recordó a la piña, naranja…

Después Bea y Laura nos contaron que habían comprado zumo de mango para que lo probáramos. Y resolvimos algunas cuestiones matemáticas.
Por un lado, saber cuanto nos habían costado cuatro botellas de zumo, si cada una de ellas costaba 1€. Por otro saber si con 30 vasitos tendríamos suficiente para todos los niños de las dos clases. Nos tocó contar cuantos estábamos y… éramos 41!!! Menos mal que las profesoras habían comprado otro paquetes de vasos (en el primero, nos habían “engañado” y nos salieron solo 29).
Cuando todos tuvimos nuestro vasito, lo olimos y… “olía de verdad”.
Nos gustó tanto que muchos de nosotros repetimos.

Os dejamos las fotografías de nuestra investigación.





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