La llegada de un nuevo bebé a casa conmociona a todos, pero muy especialmente al hermano mayor, despertándole un sentimiento nuevo: los celos.
El recién nacido requiere una serie de cuidados y atención que hacen perder al hermano mayor parte de la atención que se le dedicaba a él. El niño hace responsable de estos cambios al bebé.
Hasta los seis años el niño vive sumido en una etapa de egocentrismo. “Esto es mío”, suele repetir constantemente. La llegada de un hermano puede desatar sus inseguridades, pues los celos no son otra cosa que el miedo a perder el cariño y la atención de alguien querido, en este caso de los padres.
La llegada de un hermano no siempre es un momento de felicidad. Es inevitable que el niño se sienta angustiado y celoso, porque hasta ese momento ha vivido como un ser único, mimado y admirado por toda la familia. La clave para evitar conflictos está en cómo se anuncie el embarazo, la forma de vivirlo durante su desarrollo y el funcionamiento de la familia después del nacimiento.
REACCIONES
La llegada de un hermano no siempre es un momento de felicidad. Es inevitable que el niño se sienta angustiado y celoso, porque hasta ese momento ha vivido como un ser único, mimado y admirado por toda la familia. La clave para evitar conflictos está en cómo se anuncie el embarazo, la forma de vivirlo durante su desarrollo y el funcionamiento de la familia después del nacimiento.
REACCIONES
Las reacciones del primogénito ante el nacimiento de un nuevo hermano no dependen tanto del sexo como de la edad en que se produce.
- Hasta el año y medio de edad, el niño que tiene un hermano pequeño tendrá la sensación de que siempre estuvo ahí, que siempre convivió con él.
- Los niños de tres o cuatro años, suelen pensar que esta nueva situación puede hacerles perder el afecto de sus padres, razón por la cual reaccionan llamando la atención.
- Hacia los seis o siete años, la capacidad de razonamiento de los niños cambia, por lo que ya no asocian la llegada del nuevo hermano con la pérdida del afecto de los padres. Tienen su propio grupo de amigos y no dependen tanto de los padres.
Las reacciones más frecuentes son cambios en el comportamiento y conductas infantiles:
- Cambios en el comportamiento
· Llama continuamente la atención con:
· rabietas, pataletas
· peleas con otros niños
· travesuras
· incremento de la desobediencia
· lloros
· Desobediencia, oposición o negativismo hacia la autoridad paterna
· Se muestra más irritable y nervioso
· Se muestra más retraído, introvertido y tímido
· Muestra rechazo y desprecio hacia el bebé e incluso intenta dañarle
· …
- Conductas infantiles
· Imita conductas del bebé
· Se chupa el dedo
· Vuelve a hacerse pipi o caca encima
· Utiliza de nuevo el "lenguaje bebé"
· Se producen cambios en el sueño
· Deja de comer o come peor.
· Empeora el rendimiento escolar.
· Empeora el rendimiento escolar.
· Diversas somatizaciones: dolor de tripa, dolor de cabeza, etc.
· …
Se considera que estas conductas tendrían que presentarse por un tiempo para luego ir desapareciendo poco a poco. Es importante observar todos los detalles, hasta los más pequeños y sutiles con los que el niño vive estos cambios y acompañarlo, comprendiéndolo y no culpabilizándolo de manera indirecta.
CÓMO ACTUAR
CÓMO ACTUAR
La preparación ayuda al niño aunque no por ello se evitan los celos. Por muchas precauciones que se tomen, el niño siempre mostrará resentimiento ante el nacimiento de un hermano. Siempre le considerará en algún momento como un “intruso”, ya que tiene que compartir con él lo más preciado: sus padres y su espacio.
Lo fundamental para la preparación es que el niño comprenda que se le va a seguir queriendo. Los padres deben:
- Informar al niño sobre lo que va a ocurrir. Es importante preparar al niño antes del nacimiento de un nuevo bebé. Si se le informa sobre lo que va a ocurrir, le ayudará a aliviar sus temores y se adaptará a los acontecimientos con mayor facilidad.
- Ser realistas. Hay que explicarle de forma sincera todos los cambios que conllevará la llegada del bebé, no sólo lo positivo. Si por ejemplo le transmitimos la idea de que va a tener un hermanito con “el que jugar” se puede sentir decepcionado cuando descubra lo poco que puede hacer un recién nacido. Es mejor decirle los cuidados que necesitará, pero sin que recaiga sobre él toda la responsabilidad.
- Orgullo de hacerse mayor. Para evitar que piense que la llegada del bebé lo desplaza y le arrebata sus cosas, es recomendable que todos los cambios (mudanza o cambio de habitación, incorporación a la escuela infantil, cambio de cuidadora, retirada del pañal o del chupete…) se hagan tiempo antes de la llegada del nuevo hijo, con entusiasmo y con la satisfacción del logro de “hacerse mayor”. Si no se ha hecho así, es mejor dejarlo para un poco más adelante.
- Intentar cambiar lo menos posible la rutina del niño. Cuando llega el momento del parto, hay que mantener en lo posible las rutinas diarias del niño, sus puntos de referencia. Si es posible, es preferible que permanezca en su casa, en su espacio, rodeado de sus juguetes y de todo aquello que le da seguridad. Pero si tiene que marcharse a casa de un familiar, es mejor no cambiar sus costumbres (horarios, ritual de buenas noches, el cuento y las caricias, el paseo con su padre, sus hábitos de higiene, etc.), lo mismo hay que hacer cuando el bebe ya ha nacido. Es muy importante no caer en la tentación de consentirle cosas que antes se tenían claras.
- Hablar de "igual a igual" con el primogénito. La rivalidad suele disminuir cuando la madre habla con el primogénito de igual a igual respecto al bebé. Comentar lo que el bebé puede sentir o necesitar llamar la atención del niño ante el interés del bebé por él, hacia lo que le gusta y lo que no. Por ejemplo: “a ella le gusta mirarte”, “escucha a la hermanita, quiere su biberón”…
- Hacerle partícipe. Participar en las conversaciones referentes al nuevo hermanito, pedirle opinión a la hora de buscar el nombre, acompañarnos a las ecografías para que vea las imágenes y escuche los latidos del corazón, visitar a amigos con bebés para que vean cómo comen, lloran o cuánto duermen, hacer cambios en la decoración… le transmitirá ilusión para que considere al bebé como algo suyo. Fomentar la ayuda del hermano mayor en el cuidado del bebé. Hay que dejarle hacer lo que pueda, con una vigilancia constante por parte de los adultos. Esto contribuirá a estrechar los lazos entre ellos.
- Reconocer todos los éxitos, sean cuales sean, consiguiendo así que los niños se sientan a gusto y orgullosos. ERROR: “¿ves lo bien que se porta tu hermano?”; CORRECTO: “José, has mejorado la letra. Estamos muy orgullosos de ti“. Ignora las malas conductas y refuerza los buenos comportamientos y las muestras del esfuerzo por superar los celos, con gestos de cariño. No le digas al niño que su conducta se debía a los celos. Únicamente haz referencia al hecho concreto, sin interpretar la causa.
- No hacer comparaciones. Intentar que los demás no centren toda su atención en el bebé y, por supuesto, que no los comparen: “Este niño es más guapo que su hermano”.
- Prestar atención al mayor y hacer que lo hagan los demás. Hay que hacerle sentir que le queremos mucho, que nuestro cariño por él no va a disminuir y que su nuevo hermano “no le va a quitar su puesto”.
- Dedicar al día un tiempo exclusivo para el niño, de 10 -15 minutos.
Es un momento muy delicado, y la actitud de los padres es decisiva. Bien en el hospital o a la llegada a casa, hay que procurar que el primer contacto sea madre e hijo exclusivamente, procurando que otra persona se haga cargo del bebé. Abrázale, dile cuánto le has echado de menos y lo contenta que estás de verlo, pregúntale cómo se siente. Y aún así prepárate para cualquier reacción. Se comprensiva y respeta su conducta, no fuerces ninguna situación que él no desee. Por ejemplo, si ignora al bebé por completo déjalo, ya se acercará él solito cuando crea conveniente.
Generalmente todos elogian al recién nacido y amontonan los regalos para él. Muchas veces es necesario hablar con la familia y amigos en privado para que repriman un poco la fascinación por el nuevo bebé y que algún regalo sea para el hermano mayor, para evitar que se sienta desplazado. No obstante, si él lo desea, deja que abra los regalos del bebé y que juegue un rato con ellos, es una forma de hacerle saber que su hermano se los presta un rato.
DOS NECESIDADES BÁSICAS
Las necesidades del niño en ese momento son dos: necesidad de amor y confianza y necesidad de liberar sus sentimientos de ira y resentimiento. No se soluciona diciéndole que se le quiere igual a él, porque quién le asegura que no cambiaremos de idea. Hay que demostrarle que se le quiere muchísimo, prestándole atención individual, dedicándole cada día aunque sean tan solo diez o quince minutos en exclusividad. Lo que él nos pida hacer, es lo que necesita. Puede querer que le abracemos, jugar a simular que es un bebé, ver fotos o escuchar historias de cuando él nació, etc. La necesidad de liberar sus sentimientos, puede satisfacerse comprendiendo y aceptando con cariño y paciencia llantos, rabietas o expresiones verbales de odio, ya que está especialmente susceptible. Pero si lo que intenta son agresiones físicas, hay que detenerle enseguida, de forma amable para que no se sienta rechazado, pero firme. No obstante, las “luchas fingidas” (peleas en broma), la risa y los juegos con muñecos, ayudan mucho al niño a expresar su resentimiento y a liberar su ira. Los premios y castigos (“te hago un regalito si te portas bien con tu hermano”) no funcionarán si no puede expresar de alguna manera su sentimiento de enfado.
RECURSOS BIBLIOGRÁFICOS
Para los papás:
- EL NIÑO CELOSO. Ortigosa Quílez, Juan Manuel. Ed. Piramide. Madrid, 2007
- MI HIJO TIENE CELOS. Ortigosa Quílez, Juan Manuel. Ed. Piramide. Madrid, 2002
- ¡CLARO, Y YO QUÉ!. LOS CELOS INFANTILES. Tabera Galván, Mª Vª. Teleno Ediciones. Madrid, 2003
- ¡HOLA HERMANITO! Harris, Robie H. y Emberley, Michael. Ediciones Serres. Madrid, 2000.
- BIENVENIDO EL SEGUNDO HIJO. Lausky, Vicki. Editorial CEAC. Barcelona, 1986
Para los peques:
- ¿DÓNDE ESTÁ ALBA? García Gallego, Laura. SM Ediciones. Madrid, 2003. (A partir de 3 años)
- MIAMOR. Cole, Babette. Ediciones Destino. Barcelona, 2001. (A partir de 3 años)
- PABLO NO QUIERE ESTAR SOLO. Rius, Roser. Ediciones SM. Madrid, 2005. (A partir de 4 años)
- CUANDO ESTOY CELOSO. Moroney, Trace. SM Ediciones. Madrid, 2008. (a partir de 5 años)
- JULIETA, ESTATE QUIETA. Wells, Rosemary. Alfaguara. Madrid, 2008. (A partir de 6 años)
- VIOLETA NO ES VIOLETA. Neira Cruz, Xosé Antonio. Macmillan. Madrid, 2009 (A partir de 6 años)
- CELOS, ¿QUÉ SIENTES?. Monreal Diaz, Violeta. Ediciones Gaviota. León, 2005. (A partir de 6 años)
- ¡PORQUE SIEMPRE VA A SER ASÍ!. Treiber, Jutta. Editorial Lóguez. Salamanca, 2002. (A partir de 6 años)
- SE VENDE MAMÁ. Santos, Care. SM Ediciones. Madrid, 2009. (De 7 a 11 años)
Fuentes consultadas
Revista “Atrésvete” nº22, marzo 2008 (www.3ymas.com)
http://orientacioncole.blogspot.com
http://aulafamiliar.net
http://gloriamarti.blogspot.com
http://www.planetamama.com.ar
http://tocalotodo.blogspot.com
http://www.eumed.net
http://www.conmishijos.com
http://www.embarazofamiliar.com
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