Este es el sexto fin de año que celebra el blog, por eso quiero hacerlo de una manera diferente.
El 31 de diciembre de una manera u otra todos acabamos haciendo balance de los doce meses pasados y también pensando ilusionados propósitos para el año que empieza.
En estos 365 días han pasado muchas cosas. Ha habido momentos de alegría y también algún que otro disgusto. La felicidad de amigos que esperan un hijo, o el dolor de otros a los que no les llega esa noticia. Algún susto con la salud o unos buenos resultados médicos. La despedida de un ser querido o el nacimiento de un niño. El reencuentro con un amigo del pasado o la ruptura con alguien que te ha decepcionado. Una llamada o un mensaje que no llega o la sorpresa de ese momento. Conocer a alguien especial que sabes que quieres que te acompañe el resto de tu vida. Un proyecto nuevo que poner en marcha o algo que necesita ser cancelado. Un libro que te enamora. Una película que te emociona. Un viaje, un lugar visitado por primera vez...
Todos, absolutamente todos podríamos decir que el 2016 ha tenido un poquito de todo esto. En el fondo todos somos iguales, y nos suelen alegrar y doler las mismas cosas. A veces esto, se nos olvida.
Un año que nos ha dejado imágenes para olvidar: la guerra, atentados terroristas, accidentes, el hambre, catástrofes naturales, violencia de género, corrupción…
También un año en el que hemos comprobado que la gente es solidaria, apoya las causas, intenta cuidar el planeta, lucha por lo que cree…
La vida es eso, una de cal y otra de arena. A veces focalizamos nuestra atención en los malos momentos (a veces también porque nos golpean varios seguidos), pero si nos detenemos a pensarlo bien, tenemos muchas más cosas por las que estar agradecidos.
Justo en el momento que suenan las doce campanadas y tomamos las doce uvas, los doce lacasitos o las doce cucharadas de lentejas, todos pensamos lo mismo: que al año que viene siga rodeado de la gente a la que quiero, que todos tengamos salud, que seamos felices…
Pero ¿qué es ser feliz? No tenemos la suerte de tener una varita mágica y hacer que los problemas no ocurran o que no haya malas noticias.
Se trata de aprender a ser feliz con lo que la vida nos da, de aprender a gestionar esos miedos y esos fantasmas que todos tenemos. Se trata de saber aprovechar cada momento, de valorar lo que nos rodea, de demostrar lo que sentimos. Se trata de agobiarnos menos por las cosas, de no dejar que nos afecten tanto. Se trata de dar importancia a las cosas que de verdad la tienen. Se trata de enfadarnos menos. Se trata de saber enfrentarnos a los problemas, creciendo con cada una de esas dificultades.
Se trata de ser empático, de pensar en como se siente el que tengo enfrente. De no complicar la vida a nadie, que bastante se complica ya a veces. De no acumular sentimientos negativos, de confiar, de ser claros y sinceros (ante todo con uno mismo). Se trata de pedir perdón (pero de corazón) y de saber perdonar. Se trata de respetar, de respetar aunque nuestra opinión sea diferente.
Se trata de ser agradecido, de ser paciente, de escuchar a los demás, de cuidar a las personas que nos rodean (y también de ayudar a gente que igual ni conocemos). Se trata de tener ilusión, de ser capaces de emocionarnos, de dejarnos llevar. Se trata de querer, pero empezando por querernos y valorarnos mucho a nosotros mismos. Se trata de tener principios, valores, ser coherente con lo que decimos y hacemos, de luchar por lo que uno cree.
Se trata de hacer esa llamada en lugar de decir: “Te llamo un día de estos”. De vestirte y salir de casa, en lugar de pensar la pereza que te da o el frío que hace. Se trata de dedicar tiempo a las personas que queremos y también tiempo a hacer cosas que nos gusten y nos llenen. Se trata de decir "Te quiero" (y demostrarlo), de dar besos y abrazos. Se trata de cantar a voz en grito en el coche o en la ducha. De reírte hasta que te duela la tripa. Se trata de no perder esa parte de niño que todos llevamos dentro.
Estos podrían ser mis deseos, mis propósitos para el 2017.
Ahora quiero contaros también lo que mis chicos desean para este año.
Este curso el cole tenemos un gran mural donde toda la comunidad educativa hemos ido escribiendo nuestros sueños para el 2017. Os dejo aquí la noticia del blog de la biblioteca.
Así que expliqué a mis chicos lo que era y lo que teníamos que decidir entre todos. En un principio sus respuestas fueron juguetes. Pero luego comprendieron que no teníamos que escribir algo que se comprara si no algo que nos hiciera sentir felices y que quisiéramos que todo el mundo tuviera.
El resultado final, tras una interesante conversación fue éste (dictado por ellos tal cual):
Aquí podemos ver muchas de las cosas que como adultos deseamos:
- El amor, los abrazos y los besos: lo que nos gusta sentirnos queridos, que nos achuchen, que nos lo demuestren, estar acompañados por la gente que queremos.
- Dulces sueños: no tener pesadillas, no tener esos miedos y fantasmas de los que hablaba antes.
- Saltar muy alto: aquí está la ilusión, la emoción, el cumplir sueños, metas…
Así que yo también deseo que todos tengáis mucho amor, dulces sueños, abrazos, besos y que saltéis muy muy alto en este 2017.
Para terminar os dejo una imagen que hace días guardé porque me gustó mucho el mensaje que transmite. Hoy casualmente alguien a quien aprecio y admiro mucho me la ha mandado a mí.
Dedicado a todas las familias de alumnos y antiguos alumnos, a los lectores y seguidores del blog, a mi nueva familia de Coleccionando Cuentos (gracias a ellos he podido cumplir uno de mis sueños), a los compañeros de profesión de los que tanto aprendo cada día y sobre todo a mis amigos y a mi familia, porque ellos son lo más importante para mi.