Hermanamiento III

Hace unas semanas tuvimos la tercera cita con nuestros hermanos mayores.

Unos días antes recibimos su carta con la invitación y una propuesta que nos gustó mucho. ¡Querían hacernos un retrato!

Nosotros ya sabíamos lo que era un retrato, pero nos emocionaba saber que nos iban a hacer uno nuestros hermanos mayores. 

Pensamos qué escribir en nuestra carta de respuesta, lo pasamos a ordenador y completamos los datos en el sobre (destinatario y remitente). 

Y corriendo se la llevamos a Jorge, nuestro conserje, para que la entregara en su clase.

El viernes vinieron a nuestra clase con sus estuches, sus reglas y una cosa que nos gustó mucho e incluso algunos de nosotros nos atrevimos a probar: el carboncillo. Vimos que está en forma de lápiz y también en barra. Mancha mucho, y por eso permite hacer sombras si arrastras lo que has pintado.

Los retratos nos los hicieron en unas láminas que parecían cartulina, pero son más chulis, porque son láminas de dibujo. Y observamos que al principio hicieron unas líneas verticales y otras horizontales. Fuimos preguntándoles porqué hacían eso y por lo visto es para poner bien cada parte en su sitio y hacerlas proporcionadas.

Para hacernos el retrato tuvimos que estar muy quietos, y mas o menos en la misma postura. Ellos con mucha atención, nos miraban y nos dibujaban

Después, nosotros también le hicimos sus retratos. Como estuvimos muy atentos a cómo nos lo hacían ellos, nosotros intentamos tener las mismas cosas en cuenta: fijarnos mucho, cuidar los tamaños y hasta algunos hicimos las líneas. Y como os decíamos antes, algunos incluso le dimos un toque con el carboncillo.

Aquí tenéis el resultado de nuestro trabajo.

Conforme fuimos acabando cogimos libros de nuestra biblioteca, para que nuestros hermanos nos leyeran.

Antes de irse, acordamos vernos prontito para poder seguir leyendo juntos, y ¿sabéis qué? nos dejaron de regalo dos barritas de carboncillo para que sigamos pintando con él en nuestro rincón de plástica.

Otro gran día con una gran compañía.