Esta semana hemos tenido visita en clase. Ha venido José Félix, el papá de... os imagináis, no??
Para la actividad del Cuentacuentos en familia, habían elegido un cuento de Gloria Fuertes, con un título un poco especial: Chin-Cha-Te y el príncipe Kata-Pun-Chin-Chon. ¡Nos hizo tanta gracia al escucharlo!
Cómo estamos trabajando la Tierra, José Félix nos explicó que en el cuento se hablaba de un país muy grande, de China.
Lo buscamos en un globo terráqueo y vimos lo grande que era comparado con España. Además nos trajeron varias láminas, donde pudimos ver algunas cosas típicas de este país Asiático: los osos panda y el bambú, la Gran Muralla China, los dragones, los palacios de los Emperadores (que allí no tienen Reyes, tienen Emperadores).
Claro, hablar de todo esto supuso hablar de muchas cosas: de qué estaba hecha la Muralla, qué era eso de los dragones, para qué servían los fosos de esos palacios, qué era la ciudad prohibida...
Además trajeron un libro con diferentes tipos de osos y un dragón de juguete. El libro nos lo hemos quedado unos días en clase para verlo, y tenía por detrás un código QR. Desde que conocemos los códigos de barras y los códigos QR estamos emocionados buscándolos en todas las cosas (en unas cajas que tiene Laura en clase, en los zumos, en los botellines...). Cada vez que encontramos uno le pedimos a la profe que "lea" o "escanee" con el móvil el código para saber qué información tiene. Y eso hicimos con el libro. Llevaba a la página de la editorial y allí pudimos ver qué mas libros tienen.
Tras esto llegó el momento de contar la historia. Por si no la conocéis, os la dejamos aquí para poderla leer.
El chinito Chin - Cha - Te parecía una yema de huevo.
Como era muy amarillo y le habían hecho un traje también amarillo, daba risa
verle.
El chinito quería ser artista y pintaba jarrones, abanicos y biombos. Como era
muy travieso y algo presumido, un día encontró en su casa un frasco de
colonia y se empapó el pelo; al momento vio horrorizado que su coleta crecía y
crecía rápidamente hasta llegarle a la cintura y luego al suelo, y luego salía
por debajo de la puerta y se extendía por el pasillo.
- ¿Qué es esto? - se preguntó asustado.
- ¡Esto es que te has echado mi tónico crecepelo!
- gruñó el abuelo Ki - Fu - En castigo has de quedarte así: jamás te cortarás
la coleta ni un centímetro. ¿Lo oyes?.
- Sipi - Contestó Chin - Cha - Te, lloriqueando.
Cierto día estaba Chin - Cha - Te en su tienda con su descomunal coleta
enrollada a modo de bufanda, cuando pasó por allí para comprar abanicos nada
menos que La - Pa - Ka, princesa de Pekinini, y nada más ver al chinito se
enamoró.
- ¿Te quieres casar conmigo?
- Soy muy feo, tengo los ojos pequeños y la coleta muy grande.
- No me importa. A mi lado te crecerán los ojos y jugaremos a la comba con tu
coleta.
Chin - Cha - Te dijo que bueno.
Pero el rey dijo que malo, que su hija la princesa La - Pa- Ka no podía casarse
con un bohemio.
- ¡Quiero al chinito, papá!
- Hija mía, ¡estás como una cabra! ¿Cómo vas a casarte con un pintaabanicos
? Y además, con ese nombrecito que tiene... ¿ No sabes que están anunciandas
tus bodas con el príncipe Kata - Pun - Chin - Chon ?
- Si, lo sé, rey padre... pero es que...
- ¿Es que Chin - Cha - Te es más guapo?
- No es que sea más guapo, es que es más bueno.
- ¡Más bueno es Kata - Pun, que lleva cinco años guerreando para poderte
ofrecer seis islas como regalo de boda!
- ¿Y para qué quiero seis islas, padre? Yo lo que quiero es saltar a la comba
con la coleta de Chin - cha - Te.
De un momento a otro tenía que llegar al palacio el príncipe Kata - Pun -
Chin - Chon.
Paseaba muy triste la princesa por uno de los puentes del gran foso cuando es
un descuido cayó al agua, que estaba llena de cocodrilos.
- ¡Glu! ¡Glu, glu! ¡Me estoy ahogando!
¡Salvadme! ¡Salvadme!
Kata - Pun se rascaba el casco pensando... Tirarse sobre
aquellas aguas llenas de bichos, la verdad, era como para pensarlo...
- ¡Espera! - gritó a la princesa.
- ¡No hay tiempo para esperar! - sonó la voz del valiente Chin - Cha - Te, que
, oportuno, andaba por los alrededores.
Chin - Cha - Te, con gran destreza, desenrolló su coleta y la lanzó al agua.
- ¡Cógete bien, oh Pa - Ka mía: no temas hacerte daño!
El chinito tiró de su coleta hasta subir a la superficie a la princesa en el
momento en que uno de los cocodrilos nadaba hacia ella.
La princesa, toda mojada, dijo al príncipe guerrero:
- ¡Chin - Cha - Te!
Y Chin - Cha - Te, todo contento, exclamó:
- ¡Bella Pa - Ka!
- ¡Hija mía! - dijo el rey, que tembloroso había estado contemplando el
accidente - ¡Dame un besito, y dame otro besito, Chin - Cha - Te!
Los besó emocionado y, dirigiéndose al cobarducho del príncipes, habló:
- Lo siento por ti, Kata - Pun -Chin - Chon, pero la mano de mi hija, la princesa
La- Pa- Ka, es para el valiente Chin - Cha -Te.
Después de unas cuantas preguntas sobre el cuento, y de descubrir mas cosas de China: los biombos, los abanicos..., José Félix y su papá nos contaron que habían traído unas máscaras (que son muy típicas en China) para colorear. Como no nos dio tiempo, nos las llevamos a casa para pintarlas allí. Nos explicaron que las suelen pintar con colores muy vivos y vistosos y nos enseñaron varios ejemplos.
Para finalizar nos repartieron unos caramelos.
Queremos dar las gracias por a José Félix por todo lo que nos enseñó de China y también por darnos a conocer una historia de la maravillosa Gloria Fuertes. Es una historia en la que podemos observar el compañerismo, la ayuda al prójimo, la valentía... También nos ha gustado ver que la protagonista del cuento prefería el pasárselo bien con Chin-Cha-Te a las islas que le había conseguido el príncipe.
Aquí os dejamos los dibujos que hicimos del cuento. Por cierto, que aunque unos poquitos pintamos a Chin-Cha-Te la piel de color amarillo (ya que así se cuenta en esta historia), sabemos que los chinos y chinas no son amarillos...aunque muchas veces se diga que sí.