Para un niño, aprender a compartir es un proceso largo que cuesta un tiempo y requiere un aprendizaje, ya que compartir no es una característica innata del ser humano y, de hecho, nos cuesta mucho incluso de adultos, a pesar de saber que es algo positivo. Los niños, al principio, lo quieren todo para ellos, pero con el tiempo y un buen modelo a imitar, aprenden que compartir les hace más felices que estar solos con un montón de juguetes. Enséñale que compartir es convivir.
Aprender a compartir es algo que los niños hacen con dificultad ya que, durante los 6 primeros años de vida, el ser humano es, por naturaleza, egocéntrico. Ser egocéntrico supone una manera de ver el mundo desde la perspectiva de uno mismo, sin saber ponerse en el lugar de los demás.
Mientras más pequeños son más les cuesta compartir. La mayoría de niños pequeños necesitan poseer muchos objetos, puesto que esto les da seguridad en sí mismos y en su entorno.
Aprender a compartir es un proceso que se va desarrollando con el tiempo y la educación, no es una característica innata que como seres humanos poseamos, es algo que se aprende poco a poco. Los niños pequeños piensan mucho en sí mismos y en lo que quieren o necesitan. El comenzar a pensar en las necesidades de otros es el principio de aprender a compartir. Pero es fundamental saber enseñárselo ya que de esta manera se aprende a convivir. Aquí es donde los padres juegan un papel fundamental, ya que son el punto de referencia y el modelo a imitar.
Evolución del aprendizaje
Hasta los 3 años. En estos primeros años de vida a los niños les cuesta compartir. Es la edad de “es mío”. Con esta edad no se puede esperar que aprendan.
A partir de los 3 años es cuando empieza a sentir afectos, gustos y comparte algo de lo que le corresponde.
A partir de los 5 años, los niños aprenden que compartir es divertido, pues es mejor compartir un juego o experiencia con alguien de su propia edad.
Entre los 8 y los 10 años de edad, por lo general, entienden el concepto de compartir, y es un valor que aplican en la casa, en la escuela y en las relaciones personales.
¿Cómo enseñar a los niños?
No se trata de obligarle sin más a compartir, llamándole egoísta si lo quiere todo para él y no comparte nada. Egoísta es aquella persona que se puede poner en la piel del otro y no lo hace porque no quiere; pero los niños simplemente no son capaces de ponerse en el lugar del otro.
Un error muy común que cometen los adultos es decir a los niños que todo es de todos. Esta afirmación es contraproducente, ya que los niños deben aprender que las cosas sí tienen un dueño, y que cuando se quiere algo, hay que pedir permiso a ese dueño, o que nos tienen que pedir permiso si somos los dueños. Y además, deben entender que el propietario puede decir que no, ya que hay cosas que se comparten y otras que no. El niño tendrá que aprender las dos experiencias -la de sentir el agradecimiento del otro frente a su generosidad y la de sentir el rechazo del otro ante su falta de generosidad- para sentir el placer de compartir.
Si el niño no comparte sus cosas, podemos no dejarle algo que normalmente le dejaríamos, para que entienda que si no es generoso, los demás también pueden no serlo.
Es importante no obligar al niño a compartirlo todo. Ponte de vez en cuando en el lugar de tu hijo y establece con él la lista de juguetes que no quiere compartir si tiene visita. Es importante que él nos explique sus razones y respetarlo, muchas veces es algo que él desea tener sólo para sí por su valor personal y le preocupa que le pueda suceder algo, en ese caso es mejor no presionarlo a compartir y dejarlo solo con los amigos para que él, por sí mismo, decida si quiere o no compartirlo más adelante.
Actitudes que los padres deben tomar:
- Decirle al niño lo que es suyo y lo que es de los demás.
- Respetar sus cosas.
- Pedírselas si las queremos emplear y no obligarle a dejar lo que es suyo.
- Enseñarle a pedir lo que no es suyo.
- Enseñarle a no coger nada de otro sin su permiso.
- Enseñarle a aceptar que alguien puede no dejarle algo.
- Enseñarle que si presta sus cosas puede disfrutar más, y que si no lo hace, los demás pueden no querer estar o jugar con él.
Compartir en el cole
Desde que los niños entran a la guardería se les enseña la importancia de compartir todo: sus juguetes, sus gomas, sus lápices… Expertos en educación consideran que compartir es el primer paso para la integración y la socialización adecuada de un niño. Alguien que no comparta sus cosas y que prefiera jugar solo acabará sin amigos, lo que dificultará su desarrollo emocional y social. Por eso es importante que los niños se relacionen con otros niños desde pequeños.
Compartir es el primer paso para lograr el trabajo en equipo, tan valorado en la sociedad actual. Para poder trabajar en equipo y lograr un propósito, es necesario saber compartir ideas, actividades, materiales, etc.
Consejos para estimular a los niños
-Léeles a los niños libros sobre cómo compartir.
-Cuando hagas juegos de "hacer turnos", da la oportunidad a cada niño de que sea el primero por lo menos una vez.
-Apoya y elogia a los niños cuando comparten las cosas. Por ejemplo: "Me gustó la forma en que compartiste este juguete con Juan. Te debes de sentir muy orgulloso."
-No fuerces a los niños más pequeños (menores de tres años) a compartir. Esto puede ocasionar que se resientan por ello.
-Sé un buen ejemplo para ellos, comparte tus cosas y tu tiempo con los niños.
-El compartir puede ser algo divertido. Los niños deben intentarlo y aprenderlo.
-Cuando esté jugando con sus amigos, dales sólo un juego para que se vean obligados a jugar juntos y a compartirlo.
-Proponle que elabore una lista individual con aquellas cosas que puede compartir y con aquellas que todavía le cuesta. La idea es que este ejercicio se realice periódicamente y que los carteles puedan ser trasladados de una columna a la otra, en la medida en que se alcanzan los logros, de manera que pueda visualizar sus progresos. Por ejemplo: Todavía me cuesta compartir la merieda. Ya puedo compartir las pinturas.
Libros y vídeos relacionados con el tema:
- Esto es mío (Michel Van Zeveren, Corimbo 2009).
- Todo esto es solo mío (Rocío Antón y Lola Núñez. SM 2002).
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