Había una vez un papá diablo que era feroz y malvado. Había
también una mamá diablo que era fiera y malvada. Y luego estaba Filbert, su
pequeño diablillo, que no es que fuera bueno, era RE-QUE-TE-BUENO.
“¿Pero qué demonios le pasa?”, dijo papá diablo ferozmente.
“No es capaz de gritarle ¡BU! A un búfalo, ¿UH! A una búho, ni ¡MU! A una
musaraña. ¡Este diablillo no parece hijo mío!”.
Así es como empieza el cuento que leímos esta semana en
clase.
Filbert es un diablillo demasiado bueno para ser diablo. Sus
padres están desesperados porque no asusta, no miente, ni siquiera molesta. Es
más, le encanta portarse bien y ayudar a los demás.
El primer día de colegio, también le castigan ya que no se
porta como esperan que lo haga. Y ese día, por casualidad, conoce a una angelita, Florinda, que tampoco
es tan «angelical» como debería ser. Así que planean algo para ver si las cosas
cambian, pero…
No os podemos contar como continúa la historia, ya que lo
tenéis que descubrir vosotros con el libro entre las manos.
Nos ha encantado esta historia y también nos ha sorprendido
mucho, ¿cómo se puede pedir a un diablillo que sea malo, solo por ser
diablillo? ¿Tenemos que ser como esperan que seamos? ¿O debemos ser fieles a
nosotros mismos?
También nos han gustado mucho las ilustraciones de nuestro
amigo Jimmy Liao, que ya conocimos en El Pez que sonreía y La campeona mundial de mantenerse despierta.
Os dejamos los dibujos que hicimos del cuento.
Filbert, el diablillo bueno
Hiawyn Oram / Jimmy Liao
Barbara Fiore, 2013
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