1 de junio de 2015

Saturno

Saturno es el segundo planeta más grande (es un poquito mas pequeño que Júpiter), el sexto desde el Sol y el más distante visible a simple vista. Antes de que se inventase el telescopio, Saturno era el más alejado de los planetas que conocíamos y a simple vista no era ni luminoso ni interesante. Hoy en día, después de haber inventado aparatos para poder observarlo bien, le llaman "La joya del Sistema Solar" por lo bonito que dicen que es. 

Saturno fue el dios romano del tiempo y esto es quizás por qué el más lento (en órbita alrededor del Sol) de los cinco planetas brillantes.

Es una enorme bola de gas y líquido abultada en el ecuador (está achatado por los polos por su rápida velocidad de rotación) y con una fuente de energía interna. Se compone principalmente de hidrógeno y es el menos denso de todos los planetas, su densidad en menor que la del agua, así que si existiera una piscina o un océano gigante, el único planeta que flotaría sería Saturno, el resto se hundirían.

Está rodeado por un espectacular sistema de anillos. Sabemos que los anillos realmente no son anillos, si no que es materia que gira muy muy rápido alrededor del planeta. Es lo mismo que las aspas de un ventilador, que al ponerlo en marcha parece que es un círculo, pero sabemos que no es así. Los anillos están formados por un millón de pedazos de hielo. Algunos son tan grandes como nuestro colegio y otros minúsculos como una mota de polvo. Se creen que son trocitos de una luna que se estrelló contra Saturno y se hizo pedazos. El primero en ver los anillos fue Galileo Galilei, que hizo muchos descubrimientos importantes. Sabemos que tiene siete anillos y que cada uno de ellos está compuesto por miles de anillos mas pequeños.

También  tiene numerosos satélites, unos 60, y el más grande es Titán.  Titán es un satélite que está rodeado por una atmósfera espesa cuya composición química es comparable a la que había en la tierra hace miles de millones de años antes de que hubiera vida.

Un año de Saturno dura 29 años de la Tierra, es decir, que tarda 29 veces más que nosotros en dar la vuelta alrededor del Sol y un día dura sólo 10 horas, por lo que tarda menos de la mitad que la Tierra en dar una vuelta sobre sí mismo como una peonza.






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