El 2019 está a punto de finalizar y esta entrada es por varios motivos muy especial para mi.
Los que soléis visitar el blog habréis visto que hace prácticamente un año que no publico nada. La razón es que desde mediados de enero he estado de baja (más adelante hablaré de esto, pero ya adelanto para los que no lo sabéis, que no ha sido por algo negativo).
Cuando comencé el blog en 2010 no pensé en alguna cosa. Por un lado que se convertiría en algo tan importante para mi, y por otro tampoco en el día en el que me tendría que despedir. Y aunque es cierto que cada fin de ciclo dejaba un mensaje abierto con puntos suspensivos, sin tener la seguridad de que el septiembre siguiente La clase de Laura continuaría, hoy es diferente. Para empezar no es Junio y no cierro ciclo, y hoy los puntos suspensivos se convierten en un solo punto.
Ya sabéis que los maestros solemos ir y venir, cambiamos de centro... En ocasiones nos quedamos, nos quedamos mucho tiempo o de manera indefinida. Todo el mundo por circunstancias y prioridades a lo largo de nuestra vida tenemos que tomar ciertas decisiones, y aún así siempre hay algún factor que no está en nuestra mano.
A veces todos los astros se alinean para que las cosas cambien, y es así como en el último concurso de traslados me dieron destino en el centro que solicité. Así que no vuelvo al San Roque y ese es el principal motivo por el que esta entrada es diferente.
Se trata de la despedida del blog, pero es imposible hablar de él, sin antes comentar algo de mi colegio (para mi seguirá siendo así).
Es difícil plasmar en palabras todo lo que ha supuesto para mi estos años en el centro, no solo a nivel profesional si no también a nivel personal. Como siempre hago, intento quedarme con lo bueno que ha sido mucho.
He conocido a compañeros que aman su profesión, de los que he aprendido y me han ayudado a crecer. Gente que defiende la escuela pública, que se implica, que arriesga... También personas con las que me hubiera gustado tener más tiempo para compartir experiencias y no ha podido ser por estar en otro curso, otra etapa o estar poco tiempo en el colegio. Quién sabe si nuestros caminos volverán a cruzarse. Y como suele pasar a veces, uno va al trabajo a trabajar y no a hacer amigos, pero es estupendo haber encontrado a gente que me acompaña a nivel personal desde hace varios años y que se que así seguirá siendo.
Personal no docente que te ayuda, que es generoso, con el que tienes conversaciones en las horas que ya no hay niños y con los que poco a poco también entablas relación fuera de esas paredes.
Familias que confían en tu trabajo, que colaboran, que quieren ir a tu lado, que te hacen el trabajo fácil, que sientes que se alegran de verte cuando ya no eres la tutora de sus hijos y con las que sigues manteniendo el contacto de alguna manera.
Alumnos de los que aprendes continuamente, que tienen ilusión, que quieren aprender, que te alegran cada mañana, que te siguen dando abrazos cuando te ven aunque ya midan mas que tú.
Estar tanto tiempo en el colegio me ha dado la oportunidad de ver crecer a mis alumnos, a esos que coges en septiembre en 1º de Infantil y son pequeños desconocidos y poco a poco a lo largo de los tres años que les acompañas reconoces hasta quien es el que estornuda. Y de repente están en 2º, en 5º de Primaria o en el instituto.
Así que solo puedo dar las gracias a todas y cada una de las personas que han pasado por mi vida estos años: equipos directivos, maestros (los que estaban cuando llegué o llegaron a la vez que yo, los que han venido para poquito tiempo: sustituciones, interinos, prácticas, los que se han ido a nuevos destinos, los que se fueron en el desglose del colegio), auxiliares, monitoras del comedor, madrugadores y extraescolares, administrativos, personal de limpieza, conserjes, familias y AMPA. Pero sobre todo a mis alumnos, a mis chicos, GRACIAS.
Todo lo que he contado en el blog estos años ha sucedido allí, así que hoy también tenía que hablar de todos ellos.
Y ahora toca hablar de La clase de Laura. Mi proyecto, mi diario, mi anecdotario, mi trabajo, mi rutina, mi ventana... todo eso y mucho más es este blog para mi.
Horas dedicadas a contar qué hago en clase, a organizar mis ideas y también a hacer una autoevaluación de lo que ocurre en el aula, de cómo llego a los niños.
Cuando comencé no pensaba que iba a ser tan intenso, que me iba a implicar tanto. Pero poco a poco, el ver la ilusión con la que los niños venían a clase y me contaban que sus abuelos les veían en las fotos, que sus papás jugaban a los juegos que preparaba, que posaban tras soltar un "para que lo pongas en el blog", fue haciendo que las entradas fueran prácticamente diarias.
En muchas ocasiones se me olvidaba que esta ventana no solo era para mi clase, para mis chicos y sus familias, y sin esperarlo hubo mas repercusión de la que nunca imaginé.
El blog me ha ofrecido también conocer a otros maestros a través de las redes sociales con los que he podido hablar y compartir experiencias.
También me sirvió para animarme a hacer realidad otro proyecto Coleccionando Cuentos, un blog colaborativo de Literatura Infantil.
Hoy siento que La clase de Laura termina aquí. Para mí termina una etapa y ahora mismo el blog forma parte de ella. Nunca se puede dar nada por zanjado y quien sabe si en algún momento de mi vida volverá con otro aire, con otra luz, con otra forma... pero ahora mismo lo que siento es eso, que se baja el telón.
Han sido unos años de mucho aprendizaje (a todos los niveles no os creáis: expresión, recursos para el blog, edición de fotografías, programas informáticos, utilización de RRSS...), de mucho trabajo y de muchas alegrías. Es extraño como algo, no se ni como definirlo, "¿virtual?" puede generar un sentimiento de nostalgia y pena. Supongo que es la rutina y que este espacio se ha convertido en una pequeña parte de mi.
Gracias a todos los que habéis pasado por el blog (casi hay un millón de visitas), habéis leído las aventuras de mis chicos, habéis dejado un comentario o habéis compartido una entrada. Gracias por vuestro apoyo.
Y bueno, hoy es 31 de diciembre y no es casualidad que publique esto precisamente hoy.
Mañana estrenamos año y también quería aprovechar para desearos a todos un Feliz 2020.
He estado releyendo un par de entradas de otros fines de año y me gustaría compartirlas de nuevo porque creo que hoy no podría expresar mejor mis deseos para el año que comienza.
En esta última entrada hablaba de los sueños, de la importancia de perseguirlos. Y yo termino el año con el mio durmiendo a mi lado en su cuna (ese ha sido el motivo de mi baja).
Pocos sabían lo que entre líneas contaba hace doce meses, para entonces yo todavía no sabía que ELLA era ya una realidad.
Que el 2020 haga que todos vuestros
sueños se cumplan
Hasta siempre