La sala de profes

Esta semana nos quedamos sin salir al recreo el miércoles porque llovía mucho. Así que compartimos dibujos animados con nuestros amigos de 3 años A.

Pero... ¿dónde está Laura?, le preguntamos a Patricia (otra profe del cole).

- En la sala de profes.- nos dijo.

¿Qué era eso de la sala de profes?. ¿Dónde "viven" los profes?. 

Algunos sabíamos dónde estaba, ya que hay días que en guardería, estamos en la clase de al lado. Pero la verdad es que no lo teníamos muy claro.

No podíamos quedarnos con esta duda, así que aprovechando que teníamos biblioteca, cuando volvíamos para clase hicimos una parada en esa "sala".

Y allí, como si fuéramos unos "profes" de verdad, nos sentamos en las sillas.

Vimos que ellos también tienen casilleros (pero sin sus fotos), y allí dejan papeles. Que tienen nevera, microondas, donde guardan y preparan la comida.

Descubrimos que ese hielo azul que nos ponen cuando nos damos un golpe, lo guardan en el congelador y por eso está tan fresquito. También hay una máquina de agua, otra de café...

Pero lo mas chulo sin duda es una máquina grande, muy grande: la FOTOCOPIADORA.

Cuando Laura levantó una tapa y metió dentro un periódico, y al presionar un botón salió un papel como por arte de magia, con la misma foto que había en el periódico, nos quedamos A-LU-CI-NA-DOS. Allí es donde hace las copias de las fichas que hacemos en clase (así que no las pinta a mano, como creíamos).

- ¿Qué pasaría si metiésemos la botella?.- nos preguntó.

Cuando metió su botella de agua y salió un papel que tenía las letras de la botella no nos lo podíamos creer.

Esa máquina echaba una luz, y hacía como una foto (por eso se llama FOTOCOPIADORA).

- Pero, ¿qué pasaría si metiésemos la mano?.- nos preguntó Laura.

Con cara de asombro y de incredulidad le dijimos:

- ¿Cómo vas a meter la mano ahí? ¡Qué no es un papel!

Y metió la mano y pulsó ese botón. Y... ¡MAGIA POTAGIA! La mano de la profe en papel, pero en color gris.

Y como no podía ser de otra manera, eso lo teníamos que hacer nosotros. 

A algunos nos daba un pelín de miedo eso de poner la mano en esa máquina, creíamos que esa luz igual nos quemaba y tampoco nos hacía mucha gracia eso de bajar la tapa.

Entonces subidos en una silla (que esa máquina es muy grande, y nosotros no tanto), pusimos nuestras manitas sin cerrar la tapa, pero mirando para otro lado, que no es bueno para nuestro ojos mirar a esa luz. Tras el ruido de  la máquina, esperamos ansiosos el papel con la fotocopia de nuestra mano.

Ahora ya sabemos que la fotocopiadora es capaz de poner en papel cualquier cosa que le dejemos en el cristal: un periódico, una botella, una mano, una tijera, un lápiz...

Emocionados volvimos a clase con nuestra hoja, conociendo un aparato muy útil, y con la experiencia de haber descubierto la sala de profes.